viernes, 9 de julio de 2010

EL ESPERPENTO DE LA CATALUÑA IMAGINARIA

"No crean quienes no viven en Catalunya que aquí se está masivamente en estado de guerra contra la sentencia. Sólo en la Catalunya imaginaria sucede eso".

La frase es de Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional, y me ha parecido muy acertada para retratar lo que está sucediendo.
Leo, en esta frenética emisión de comunicados de Bòdrium Cultural (también conocido como Òdium Cultural) preparando la mani de los que lo quieren todo para ellos, que en su afán de recoger gentes por provincias, como en su día hizo el franquismo para las convocatorias de la Plaza de Oriente, incluso han conseguido que los Ferrocarriles de la Generalidad incrementen su frecuencia de paso, lo que no se aplica en las horas punta cuando los usuarios habituales tienen que ir como en latas de sardina en los trenes.

En fin, sucede que está en marcha la Cataluña imaginaria. Cuando los convocantes esgrimen "Som una nació. Nosaltres decidim", están diciendo en realidad "Volem ser una nació. La majoria no decideix". Y es lo que están diciendo porque, entre otras razones, los referendums del Tío Tom les están estrellando contra la realidad de un 10-14% de partidarios. Así que "Nosaltres (los catalanes nacionalistas e independentistas, no la mayoría de catalanes) decidim".
Vociferar "Som una nació" en la calle y prietas las filas es un signo de que, en realidad, en el orden normal y democrático esto no es así. En realidad están gritando "Volem ser una nació", un desideratum en el que viene empeñándose la minoría en el poder, con profusión de millones de euros y derechos constitucionales y humanos conculcados, en los últimos 30 años.
Cada uno puede desear los esperpentos que quiera, pero no debería poder imponérselos a los demás. Apenas un 30% de los catalanes votó favorablemente a este Estatut constituyente del futuro Estado catalán, pero los partidos políticos –esa superestructura oligárquica con vocación redentora– lo enarbolaron como un símbolo y ahora, cuando se ven con el agua al cuello por las deudas (la Generalitat está obligando a comprar deuda a entidades financieras catalanas porque el mercado libre no la quiere...), la huida hacia adelante recupera el esperpento de los sueños.
Pero la realidad es tozuda y el victimismo de esa guerra imaginaria que se escenificará mañana sábado en Barcelona se diluirá en cuanto pase todo ese rebaño de rebañadores de lo público. Y el domingo la mayoría de catalanes seguirá con emoción la final del Mundial con España en el corazón.

Ya es hora de que desde fuera se vea la auténtica Cataluña y no los esperpentos que agita la oligarquía nacionalista.

miércoles, 7 de julio de 2010

¡ÚLTIMA HORA!: ADIVINA QUIÉN VIENE A CHUPAR OTRA NOCHE

En su enfebrecida convocatoria de la mani del sábado, resulta que Bòdrium Cultural ha elaborado un vídeo con famosos y famosetes dando la jeta contra el recortado recorte del Estatut.
Propongo un juego: a ver si en menos de 20 segundos puedes encontrar entre los nombres a alguien que no haya ordeñado la mamandurria pública o que no viva del cuento promocionado con fondos públicos.

Los guapetes en cuestión son: Enric Masip, Nando Jubany, Xavier Grasset, Marc Parrot, Jordi Porta, Juste de Nin, Magda Oranich, Xavier Torres, Albert Om, Toni Albà, Màrius Serra, Eloi Vila, Josep M. Alvarez, Clara Segura, Lluís Soler, Mercè Pons, Gerard Quintana, Pere Tàpias, Jaume Mateu (Tortell Poltrona), Bella Agossou, Joan Fortuny (electrica dharma), Lluís Llach, Cesck Freixas, Celdoni Fonoll, Joan Rigol, Lloll Bertran, Joan Carles Gallego, Lluis Marco, Benet Nomdedeu, Antoni Serra Ramoneda, Montserrat Carulla, Eduard Estivill, Jordi Basté, Jordi Pujol, Jordi Cabré, Ferran Requejo, Heribert Barrera, J. Maria Portavella (chanclettes), Justo Molinero, Muriel Casals, Titot, Toni Soler y Ventura Pons.

PISTAS PARA ORIENTAR:
Enric Masip: responsable de promoción de la Fundació del F.C.Barcelona... uff, una fundación en Cataluña y del Barsa...
Nandu Jubany: el cocinero promocionado en Catalunya Ràdio y TV3, gracias muchas, sin vos seguiría cociéndome en mis fogones.
Xavier Grasset: el primero de los titiriteros del erario público, hay más, muuuuchos más.
Marc Parrot: compositor de sintonías de programas de TV3 como Malalts de Tele o Club Súper 3, ni una peca en su historial.
Jordi Porta: al expresidente de Bòdrium Cultural ya le han colocado como presidente de Unescocat, lo que da idea de la independencia de esta institución...
Juste de Nin: la moda y las ediciones subvencionadas marcan su línea.
Magda Oranich: sobran las palabras ante esta adalid del sol que más calienta.
Xavier Torres: sinceramente, ni sé quién es, lo cual será seguramente demérito mío y no suyo.
Albert Om: toda una trayectoria al servicio del periodismo subvencionado, primero en prensa y luego en audiovisual, que de todo se cobra seguro y bien y además te dan la razón en todo.
Toni Albà: otro titiritero de la cuadrilla de gastos a fondo perdido.
Màrius Serra: inteligente escritor que publica con ayudas públicas por el gran mérito de escribir en catalán, como los mediocres.
Eloi Vila: ¿otro presentador de televisión pública que debuta como escritor? Seguro que su novela es muy buena, igual vende alguna.
Josep M. Álvarez: dirigente sindical que, como todos, vive gracias al sudor del de enfrente, o sea, tú y yo.
Clara Segura: actriz o titiritera del cine... español, que hace películas que pagamos todos para que nadie las vea.
Lluís Soler: actor del teatro catalán, el que pagamos todos para que no haya dios que lo vea.
Mercè Pons: otra titiritera más, qué cruz.
Gerard Quintana: el prototipo del músico promocionado por las 'industrias culturales' nacionales de Cataluña que nunca han producido algo medio bueno, que se sepa.
Pere Tàpias: ufff... lo siento, su calcetín me supera.
Tortell Poltrona: el payaso oficial e histórico que creo que una vez hizo reír a alguien, que ya lo confirmaré...
Bella Agossou: desconocida televisiva de TV3 que le da exotismo a la cosa, supongo.
Joan Fortuny: ¿seguimos intentando que el cadáver de la Dharma levante cabeza con subvención artificial?
Lluís Llach: 'obviously', y tiene hasta vides propias...
Cesk Freixas: el penúltimo cantautor que protesta y que defiende el terrorismo vasco formando parte de la nómina de las 'industrias culturales' oficiales.
Celdoni Fonoll: rapsoda o algo así que hace el tour oficial de las fiestas mayores de los pueblos menores... ¿querrá llegar a tener vides también éste?
Joan Rigol: la calabaza totémica más vacía de la casta política catalana, que ya es decir.
Lloll Beltran: titiritera polivalente y superlativa, bufón de todo festival con dinero público.
Joan Carles Gallego: dirigente sindicalista de los 'cocos': vive del sudor del de enfrente, o sea, tú y yo otra vez.
Lluís Marco: titiritero de TV3 que además ha chupado de la televisión en España, con dos coj...
Benet Nomdedeu: profesor universitario e investigador médico al que pagamos todos, que a lo mejor se nos distrae haciendo méritos para ser ministro de sanidad del Estado catalán.
Antoni Serra Ramoneda: entre otros pasteleos financieros, destaca por ser patrono del Palau de la Música Catalana... ¿hace falta añadir más?
Montserrat Carulla: toda una vida de titiritera al servicio del que más manda, ha acabado en TV3 y con la Creu de Sant Jordi, pobre.
Eduard Estivill: médico en hospital público que nos pilló dormidos cuando le compramos el libro, ah no, calla, que entonces no dijo que era nacionalista.
Jordi Basté: ¡basta de periodistas en nómina de TV3 y Catalunya Ràdio!
Jordi Pujol: habemus papam!
Jordi Cabré: escritor de juegos florales y libros de editoriales subvencionadas que ha contribuido al éxito manifiesto del diario Avui.
Ferran Requejo: catedrático de lo que llaman ciencia política en la Universidad Pompeu Fabra: parece mentira que tengamos que pagar impuestos para esto.
Heribert Barrera: histórico de la histeria colectiva, ¿le congelarán a él la pensión?
Josep Maria Portavella: petardeo escénico patético que lleva 15 años de teatro en teatro público sin llegar a darse a conocer... a ver si así sí, hombre.
Justo Molinero: justo el chaquetero, cómo nos hemos de ver por una frecuencia...
Muriel Casals: profesora universitaria de economía fichada para ordenar el tinglado económico de Bòdrium Cultural.
Titot: osti, el Titot, tu... músico del star system de la Generalitat conocido gracias a Viquipèdia.
Toni Soler: el titiritero del ente público por antonomasia y que gusta mucho a las 'tietas'.
Ventura Pons: no lo sé seguro, pero creo que el 90% de las partidas presupuestarias para el cine catalán se las ha pulido él solito... aunque tampoco creo que haya alguien más.

¿A ver si va a resultar que todos viven a costa nuestra?
Qué coincidencia, vaya por Dios...

EL NACIONALISMO REINVENTA EL CACIQUISMO

Ateniéndonos estrictamente a los conceptos políticos, el tipo de situación que se vive/padece en Cataluña sería la del caciquismo. Una nueva variante, no constreñida al ámbito geográfico rural, pero sí amoldada y amparada en un escenario omnímodamente institucional. Estos nacionalistas han resucitado el caciquismo.

Me explico. En los comienzos del siglo XX, cuando la mayor parte de la población activa se dedicaba a la agricultura y vivía en el campo, el control político de los pueblos se ejercía de la siguiente manera: la oligarquía que controlaba el Estado y el mantenimiento del mismo se valía del cacique como instrumento que facilitaba el voto o que impedía el voto contrario.
Desde Madrid, la relación o la coacción personal dominaba a los gobernadores civiles que aseguraban un triunfo concreto allí donde fuese necesario. Desde Madrid, contando con el cacique, que a su manera se cobraba lo que servía, se superaban las desventajas que el accidente geográfico natural, la lentitud de comunicaciones y el aislamiento producían.
El cacique local tenía un puesto en la administración municipal o era el jefe del partido. Y la clientela que tenía, asegurada y reforzada por la ley a su favor, le permitía sacar el rendimiento correspondiente de Madrid y, con ello, repartir las regalías (las migajas) entre su clientela y consolidar así su prestigio de benefactor.
«El caciquismo –escribe Raymond Carr– se nutre de la ilegalidad», usando, paradójicamente, los recursos de la administración.

El caciquismo del nacionalismo en Cataluña calca este patrón. La oligarquía financiera y política controla políticamente a la ciudadanía a través del asociacionismo, cuyos dirigentes actúan como caciques. Es este entramado de instituciones, de fundaciones, de asociaciones que se extienden como una inmensa tela de araña las que hablan y se manifiestan en boca de la masa a la que, sobre el papel, representan.
La oligarquía controla así la opinión pública. Y cuando precisa un golpe de efecto o movilizar a la ciudadanía, recurre a este entramado de asociaciones-caciques a las que tiene subvencionadas, especialmente desde Benestar Social, permitiendo una manipulación rápida y efectiva del número. Los caciques que presiden estas asociaciones utilizan la representatividad (poco importa si es real o sólo nominal) para responder a los reclamos de su pagador, haciendo declaraciones públicas, sumándose a las movilizaciones o emitiendo notas de respaldo o de rechazo a tal o cual acontecimiento.
Esta relación del cacique asociacionista con la oligarquía en el poder está por encima incluso de la legalidad y, de hecho, su naturaleza es manifiestamente corrupta, prostituyendo la libre expresión de la ciudadanía. Y lo perverso, que entronca con el caciquismo tradicional, es que se alimenta de los recursos de la administración y que proceden de los impuestos que pagamos todos. Es decir, que estamos pagando nuestro propio yugo y mordaza.

Uno de los ejemplos, quizás el más chirriante de este statu quo, es el de las asociaciones de inmigrantes fundadas con el impulso de los ayuntamientos y la Generalitat.
Bajo el naïf paraguas de promover la integración (ya hablaremos de este envenenado término), la oligarquía ha favorecido la creación de estas entidades, que se imponen desde arriba hacia abajo y no al revés, como debería ser lo normal, para controlar su influencia social y mediática.
¿Cómo entender si no la inmediata nota hecha pública por la Asociación Latinoamericana de Sabadell en contra del 'recorte' del Estatut e invitando a sumarse a la manifestación del sábado? El texto en sí es una plantilla intercambiable con cualquier otro comunicado de cualquier otra asociación o entidad.

Otra prueba que nos da pistas sobre el alcance de este caciquismo de nuevo cuño la encontramos en las cifras que divulga Bòdrium Cultural. A día de hoy, cifra en 592 las entidades adheridas a la manifestación del próximo sábado. Propongo repartir el número (real) de asistentes a la mani entre la cifra total de entidades. En esa simple división se podrá intuir el volumen de la farsa. Ya hablaremos.

martes, 6 de julio de 2010

ANTE LA IMPOSICIÓN, OTRA IMPOSICIÓN

Para quienes muestran su sorpresa o esbozan la media sonrisita de condescendencia cuando leen mi blog, apunto aquí una web que he encontrado recientemente y en la que se viene a concluir con parecidas tesis a las que yo sostengo: http://periodistalocal.wordpress.com.

No, no soy un exaltado. Al contrario. Soy una voz reclamando moderación y 'seny', pero reclamándolo con un tono enérgico. Estos conciudadanos denuncian con argumentos inapelables y con una valentía admirable, con un discurso mil veces mejor construido que el mío, pero, en mi humilde opinión, con el equivocado tono de un foro de debate. Como si se pudiera, con lo que ha caído ya, entrar a dialogar y parlamentar con el nacionalismo catalán. Está todo dicho, y hasta la saciedad.

El nacionalismo catalán no busca confrontar ideas y así llegar entre todos, por la vía racional, a una situación de consenso. El nacionalsocialismo catalán busca, sencillamente, el exterminio de la diferencia. Por eso ningunea y elimina, como si no existiera, cualquier voz discordante. El ejemplo más ilustrativo lo encontramos en TV3, donde el español, lengua de al menos la mitad de la población, está prohibida expresamente en su reglamento. El otro ejemplo sangrante es la inmersión lingüística, que busca eliminar de raíz no sólo el uso de la lengua española, sino desprestigiar a los padres y abuelos de los niños porque no saben (o no quieren) hablar en catalán.
Los nacionalistas no respetan el pensamiento, porque éste es permeable a las ideas nuevas, así que idolatran el sentimiento, un aspecto subjetivo, identitario, excluyente y manipulable. Los nacionalistas saben que su volo de emociones, resentimientos, racismo y dogmas comunales no circula por el intelecto sino por las vísceras, de manera que niegan el debate hasta creerlo pernicioso. Y están, hace ya años, en la fase de la acción y los hechos consumados, como la turba de los linchamientos.

Recuerdo aquí el debate (el único debate) celebrado por los del referéndum del Tío Tom (tomo prestada la afortunada expresión que usa PeriodistaLocal) en Sabadell para barnizar la consulta de una apariencia de convocatoria democrática. El único que osó prestarse a defender el 'no' fue un periodista, Antonio Santamaría, quien con tranquilidad y palmarios argumentos fue desmontando una a una las consignas del independentismo, que se vio fuera de juego por encontrar un oponente republicano, federalista y en absoluto españolista. Al poco, el moderador tuvo que empezar a contener al auditorio, que empezó a rugir incómodo y a lanzar las típicas amenazas y ladridos, hasta el punto de que el periodista tuvo que recordar que estaba allí como invitado y que con la misma se levantaba y se iba.

Aquel debate se pudo terminar. Pero imagino que los pocos asistentes con dos dedos de frente saldrían con la sensación de que las palabras también se han acabado. Seguir añadiendo análisis con mesura como un tirador de esgrima de salón supone seguir recibiendo trancazos, zancadillas, codazos y hasta salivazos. Yo estoy aquí para, desde mi retirada butaca, sacudir el más fuerte y malintencionado golpe a cuantos tramposos alcance. Ni radical ni facha: es que ya no nos quedan mejillas, señores, pero sí toda la fuerza de la razón. No la propongamos, impongámosla.

lunes, 5 de julio de 2010

EL ABOGADO DE LOS IMPUNES

Que un régimen nacionalista y socialista, cercenador de derechos fundamentales, conceda a alguien la medalla oficial del sistema debe, de entrada, ponerte en guardia ante el condecorado. Y cuando se comprueba que ese condecorado, en este caso August Gil Matamala, es quien asesora a éstos de los pseudoreferéndums, no haces sino confirmar las sospechas.
Pero es que lo suyo ha sido siempre defender a los criminales, como abogado que es, claro. Ya lo hizo con los terroristas de Terra Lliure y con los batasunos del Moviment de Defensa de la Terra. Ahora no hace sino seguir la estela.

August es de los que califican el terrorismo vasco, es decir a la situación de una banda de asesinos que matan y extorsionan a ciudadanos inocentes, de 'contencioso', y defiende una 'salida negociada', o sea, algo así como 'yo, el asesino, te dejo de matar y tú, la víctima, me das lo que yo pido'. Muy justo. Y es de los que se invisten de las mejores palabras (europeo, democrático, progresista...), quizás porque sus hechos dicen lo contrario.
En su currículo figura que fue el fundador de la Comisión de Defensa de los Derechos de la Persona del Colegio de Abogados de Barcelona, que equivaldría a que alguien constituyera una Comisión de Curadores de la Persona dentro del Colegio de Médicos... Es decir: un cuento dentro del cuento de las instituciones, una farsa política más para vestirse de icono activista y ganarse los réditos mediáticos.

August se llena la boca y los escritos de derechos humanos y de derechos ciudadanos para socavarlos desde las altas instancias que frecuenta. Otros nacionalsocialistas anteriores a él hacían exactamente lo mismo. Apelaban, como él, a los derechos de los pueblos, porque así las personas quedaban automáticamente desposeídas de derechos. Es el sujeto que deshumaniza a quien no se mete en su saco.
Jugó la baza internacional del romanticismo vasco cuando en Europa todavía creían que aquello era un nuevo capítulo de Hemingway, y no la salvajada del asesinato con el tiro en la nuca y el coche bomba. Es decir, sabiendo la monstruosidad del terrorismo de ETA y Batasuna, engañó a la progresía europea con los términos de la descolonización y los 'mártires' de la libertad.

Este August ahora viene a asesorar y legitimar a este 14 por ciento para imponer la independencia de Cataluña, aunque la inmensa mayoría no la quiera. Este August es el demócrata y adalid de las libertades, pero sólo de las suyas y a costa de las de los demás. Y este August es el de la Creu de Sant Jordi, símbolo ahora para muchos de la imposición, la injusticia y la ignominia.

PREPARAR LA REPÚBLICA DE CATALUÑA ESPAÑOLA


A la minoría (14 por ciento) que vota por la independencia de Cataluña no se le ocurre ni siquiera plantearse que, cuando su sueño se haga realidad, porque se está haciendo poco a poco, se dará de bruces con la realidad. Con esta terca realidad.
Los independentistas habrán pasado de las políticas visionarias que se manejan entre la élite y la oligarquía a tener que gestionar una realidad muy distinta a su fe. Y me temo que, como esta realidad social no se adecua a sus propósitos, su 'encaje' (término que ahora les encanta) será conflictivo. ¿Cómo 'encajar' a una ciudadanía catalana que no es como se idealizaba en los elevados círculos del poder? ¿Cómo aplicar esa política social monolítica, gestada en las insulitas del Centre, a una masa de 'cultura española'?
Evidentemente, la respuesta la tenemos ahora mismo: con la imposición de la lengua y de la sociología nacionalistas. Pero con la diferencia de que todas las consecuencias nefastas deberán asumirlas en la Plaça Sant Jaume. 'Madrit' ya no existirá.

Pero es que, al margen de este conflicto larvado, los independentistas tampoco quieren ni oír hablar de lo que puede traer esa independencia en una autonomía con, al menos, un 50 por ciento de castellanohablantes y un 86 por ciento contrarios o como mínimo indiferentes a ese delirio soberanista. No quieren ni pensar en desplazamientos masivos o en la reacción de quienes quieren seguir formando parte de España. ¿Hasta dónde pueden seguir tensando la cuerda? De ahí que se hayan cuidado mucho de plantear estos referendums de opereta con la premisa aparente de una expresión democrática.
Más que a una intervención de 'Madrit', le tienen miedo a la reacción interior. Los cuatro que manejan a los tontos saben que el independentismo es un proyecto de minorías, con un fabuloso respaldo de la oligarquía oficial, pero un proyecto numéricamente muy inferior. Así que una reacción de la masa social no influenciada, no comprada, por pequeña que fuera, siempre sería mayor y pondría en peligro ese proceso de guante blanco que persiguen, esa operación quirúrgica de disección sin complicaciones.

Con lo que no cuentan estos revolucionarios de salón es con los más que probables líderes del constitucionalismo que surjan ante tamaña operación injusta. Es obvio que este escenario, más encendido cuanto mayor sea el 'trágala' y peor la situación económica, derivará en graves problemas de desobediencia civil y en corrientes de fuerza que exigirán un reconocimiento político.
¿Y cuál puede ser esa exigencia? Miremos a nuestro alrededor. En Bosnia Herzegovina, en el avispero de los Balcanes, la realidad es la que es. Después de desangrarse durante una guerra cruel e inútil, Bosnia está dividida administrativamente en dos entidades: la Federación de Bosnia y Herzegovina, y la República Serbia de Bosnia, cada una con una población diferenciada, además del Distrito de Brcko.
No auguro yo una guerra, que es la peor y la más inútil de las salidas, sino que planteo la posibilidad real de dividir Cataluña en dos territorios, uno catalán y el otro español. Y quizás con Barcelona como una Jerusalén de Occidente, repartida entre las dos 'culturas'.
Desde luego que no se trata del escenario óptimo, pero al menos se daría respuesta a los legítimos derechos de las dos poblaciones, ya que no pueden convivir bajo un gobierno que sería manifiestamente nacionalista catalán y que seguiría pisoteando la libertad de los ciudadanos socialmente españoles.

Nadie ha planteado todavía esta opción porque nunca se había llegado a la actual situación de práctica independencia. La renuncia a España por parte de la oligarquía catalana expresada en el Parlament y en el Estatut constituyente, y el azuzamiento y presión en la calle por el asociacionismo subvencionado son, claramente, señal de una nueva etapa y el paso previo a la independencia.
Lo quiera o no la mayoría de la población que aquí vive, Cataluña está abocada a la separación. Por lo tanto, es necesario empezar a plantear la defensión de los derechos de los castellanohablantes, que ya no contarán –ni siquiera teóricamente como ahora– con el respaldo de una Constitución. La presión contra su cultura desde un gobierno radicalizado y entregado a la unificación nacional será brutal. Por ello, considero urgente empezar a trazar un proyecto de autonomía dentro del Estado catalán que no descarte la creación de una entidad territorial independiente, la Cataluña Española.

Hay que ser audaces leyendo en los signos de los tiempos. Ha quedado atrás la defensa de la todavía legalidad constitucional. La Constitución española en Cataluña no existe, no se aplica, como puede comprobarse en una educación con la lengua española como lengua extranjera, en las sanciones a los comercios que rotulan en español o en las continuas vulneraciones por parte de las administraciones, como en el caso de cesión de instalaciones y material a las consultas independentistas.
Hay que ser audaces y olvidar las nostalgias y la teoría. Y preparar ese cuerpo legal que ampare a los catalanes culturalmente españoles en un territorio propio, para evitar el genocidio cultural, los desplazamientos, los traumas sociales de la inminente independencia de Cataluña.

viernes, 2 de julio de 2010

LA INCOHERENTE COHESIÓN NACIONALISTA

Resulta fascinante la ramplonería en la que se mueve la oligarquía nacionalista y su corte de paniaguados. El discurso que viste sus imposiciones daría risa si no fuera doloroso para quienes las padecen.
Las élites manejan el término 'cohesión social' para justificar la imposición del catalán y la prohibición del español en las escuelas, que es tan lengua propia como el catalán porque lo hablan por lo menos la mitad de los catalanes. La cohesión social exige que todos los partidos políticos reverencien el nacionalismo. La cohesión social exige celebrar las mismas fiestas y relegar las que se comparten con el resto de España. La cohesión social exige una televisión y una radio nacionales. Pero la cohesión no se la aplican a ellos mismos los independentistas tan inflexiblemente, cayendo en la incoherencia y la hipocresía más burdas o en la falta de patriotismo catalán.
Porque, si se trata de mantener las esencias comunes sacrificando los rasgos 'impropios' de esta sociedad, ¿cómo habría que considerar el independentismo, afán que se está demostrando que sólo profesa el 14 por ciento de la población? ¿No habría que zanjar este objetivo para fortalecer la cohesión de la sociedad catalana, en su gran mayoría ajena a él? ¿No sería el independentismo una idea 'impropia' de Cataluña?
Obviamente, aplicar la lógica al torpe discurso nacionalista, gestado desde la inquina, el ensimismamiento y la emotividad, conduce al absurdo. Y a esta situación irracional y absurda vivimos todos sometidos todos los días para beneficio de la oligarquía y sus paniaguados.