viernes, 9 de julio de 2010

EL ESPERPENTO DE LA CATALUÑA IMAGINARIA

"No crean quienes no viven en Catalunya que aquí se está masivamente en estado de guerra contra la sentencia. Sólo en la Catalunya imaginaria sucede eso".

La frase es de Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional, y me ha parecido muy acertada para retratar lo que está sucediendo.
Leo, en esta frenética emisión de comunicados de Bòdrium Cultural (también conocido como Òdium Cultural) preparando la mani de los que lo quieren todo para ellos, que en su afán de recoger gentes por provincias, como en su día hizo el franquismo para las convocatorias de la Plaza de Oriente, incluso han conseguido que los Ferrocarriles de la Generalidad incrementen su frecuencia de paso, lo que no se aplica en las horas punta cuando los usuarios habituales tienen que ir como en latas de sardina en los trenes.

En fin, sucede que está en marcha la Cataluña imaginaria. Cuando los convocantes esgrimen "Som una nació. Nosaltres decidim", están diciendo en realidad "Volem ser una nació. La majoria no decideix". Y es lo que están diciendo porque, entre otras razones, los referendums del Tío Tom les están estrellando contra la realidad de un 10-14% de partidarios. Así que "Nosaltres (los catalanes nacionalistas e independentistas, no la mayoría de catalanes) decidim".
Vociferar "Som una nació" en la calle y prietas las filas es un signo de que, en realidad, en el orden normal y democrático esto no es así. En realidad están gritando "Volem ser una nació", un desideratum en el que viene empeñándose la minoría en el poder, con profusión de millones de euros y derechos constitucionales y humanos conculcados, en los últimos 30 años.
Cada uno puede desear los esperpentos que quiera, pero no debería poder imponérselos a los demás. Apenas un 30% de los catalanes votó favorablemente a este Estatut constituyente del futuro Estado catalán, pero los partidos políticos –esa superestructura oligárquica con vocación redentora– lo enarbolaron como un símbolo y ahora, cuando se ven con el agua al cuello por las deudas (la Generalitat está obligando a comprar deuda a entidades financieras catalanas porque el mercado libre no la quiere...), la huida hacia adelante recupera el esperpento de los sueños.
Pero la realidad es tozuda y el victimismo de esa guerra imaginaria que se escenificará mañana sábado en Barcelona se diluirá en cuanto pase todo ese rebaño de rebañadores de lo público. Y el domingo la mayoría de catalanes seguirá con emoción la final del Mundial con España en el corazón.

Ya es hora de que desde fuera se vea la auténtica Cataluña y no los esperpentos que agita la oligarquía nacionalista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario